viernes, 9 de noviembre de 2012

Fantasías sexuales, importante condimento del deseo sexual.

Hacer el amor en un avión o en la playa. Creatividad puesta al servicio de las fantasías sexuales. ¿A quién no se le ocurrió alguna vez -o muy seguido- estar en alguna situación erótica que jamás cumpliría? Poder fantasear es una posibilidad que tenemos para excitarnos, facilitar el orgasmo, satisfacer una curiosidad, transportamos a situaciones deseadas o prohibidas. Muchas personas recurren a la fantasía como una forma de enriquecer su vida erótica.


Algunas fantasías ayudan a excitarse, porque quien las produce no persigue otra finalidad que divertirse, imaginándolas. Están también las que sirven para masturbarse: se piensan situaciones, personas y lugares con el fin de lograr una excitación que será liberada a través de la masturbación. Algunas personas no pueden tener actividad sexual si no generan fantasías utilizando material gráfico o audiovisual y otras aderezan el encuentro fantaseando determinadas situaciones, inclusive pensando en otra persona que no es su pareja. Las que se comparten, suelen aumentar la pasión, pudiendo incluir juegos donde se interpretan escenas, personajes o diferentes roles.
Pero… ¿todas las fantasías sexuales se “pueden” llevar a cabo? Es recomendable llevar a cabo las fantasías siempre y cuando podamos hacernos cargo de las consecuencias. Por ejemplo muchas parejas fantasean con alguna forma de sexo grupal, y se excitan mucho al pensarlo. Pero ponerlo en práctica puede ser complicado ya que en la realidad aparecen emociones y situaciones no contempladas en la fantasía.
Las mujeres tienen fantasías sexuales bastante distintas a las que se refleja en el imaginario masculino. Tiene mucha relevancia el contexto del sexo: un lugar agradable, cálido, preparado especialmente para la ocasión. Las mujeres fantasean con un amante sensible, tierno y apasionado en su debido momento, que la hace sentir única, especial y sensual. Las caricias en la piel (en todo el cuerpo, no solamente en los genitales) y tener en cuenta los cinco sentidos (tacto, olfato, vista, gusto y oído) son quizás los afrodisíacos más poderosos. La fantasía femenina está ligada al romanticismo y a la seducción, culminando luego de un proceso de excitación prolongado con un acto pleno de pasión.
Las fantasías sexuales masculinas, en cambio, son mucho más genitales. Se parecen bastante a una película pornográfica: mucho sexo oral, una mujer activa y “caliente”, sexo anal, observación de partes del cuerpo tales como la cola, los pechos y las caderas, sexo con dos mujeres, etc. Además, en la fantasía del varón, resulta altamente excitante ver como la mujer goza durante el acto sexual, en las más variadas posturas sexuales y a través de un coito prolongado e intenso.
Las fantasías sexuales son saludables y necesarias, porque motorizan el deseo sexual y son un ingrediente esencial del placer. Creo que termina siendo rutinario hacer el amor con la misma pareja todo el tiempo. Las fantasías condimentan esa rutina

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